Fraude consentido



Si quieres destruir la avaricia, debes destruir el lujo, que es su padre.

Cicerón

Cada diputado del Congreso representa, aproximadamente, a 130.000 españoles. Es decir, a tres veces el Calderón o Mestalla repletos… ¡Cuántas personas dependen de ellos! ¡Vaya responsabilidad! ¡Qué presión! ¡Qué carga moral!… Sin duda alguna esta confianza del pueblo merece remunerarse adecuadamente con un jugoso sueldo de 56.000 € anuales; los que menos cobran y sólo por calentar el escaño (si son de provincias y participan en mesas, comisiones, etc la cifra se duplica). Amén de tres ordenadores portátiles (valorado cada uno en 1.900€), dietas, transportes, alojamientos y privilegios varios, como la substanciosa pensión vitalicia si repiten legislatura...

El trabajo de un aforado consiste básicamente en acudir esporádicamente a la calle Zorrilla a pulsar un botón: la mayoría, especialmente en los grupos grandes, ni leen lo que votan, ya hay alguien que les “orienta” el dedo (Mamen Sánchez al PSOE y José Luis Ayllón al PP). Y aún así el absentismo parlamentario está bastante extendido. De tal modo es comprensible que, aprovechándose de su prominente posición, codicien alguna ocupación más, por supuesto retribuida económicamente. ¡Valientes estafadores!

Como bien dijo Millás en su columna del viernes, “por lo visto, cuarenta y seis millones de ciudadanos no se merecen 350 representantes a jornada completa”. Sólo 34 se dedican en exclusiva al cargo; los otros se dedican a dar conferencias, acudir a actos, etc (cobrando por lo que supone una obligación política). Y algunos ya ni siquiera se conforman con estas insolencias y avarician más. Hablo de Michavila, López-Amor, Acebes, Pizarro (curiosamente todos del PP, quienes criticaban las charlas en ultramar de Garzón)… Con sendos cargos ejecutivos en instituciones privadas.

Lo peor es que el jueves, en otra exhibición de oscurantismo, se aprobó por mayoría absoluta (sólo 43 votaron en contra) el pluriempleo de los diputados... Así se personifica el interés general del país que abraza el mileurismo como religión de Estado y la corrupción como deporte nacional. ¡Sanguijuelas! ¡Ojalá les boten en las próximas elecciones!


¡Risión cumplida!



Luego que has soltado una palabra, ésta te domina; pero mientras no la has soltado eres su dominador.

Proverbio árabe

Querida amiga:

Hace una semana viajé a un país inexistente. Tarea imposible si no ostentase el cargo de ministra. A las seis de la mañana despegué de Madrid en un Hércules militar que, tras una hora de trayecto, regresó porque el motor giraba a demasiadas revoluciones, –primera advertencia de Doña Providencia-. Por fin reinicié el vuelo, esta vez con éxito, y pasadas unas horas aterricé en una base italiana de la OTAN a unos sesenta kilómetros de la nada, donde me reuní con mis huestes. Y el mismo circunloquio para retornar. Hube de renunciar a las comodidades del Airbus, acondicionado para personalidades como yo, para burlar las leyes de la lógica: viajar a ningún lugar. Y claro, con tanta vuelta acabé mareada.

Aunque el galimatías del periplo no fue precisamente el desplazamiento, si no lo que comuniqué: los 620 españoles de la KFOR (fuerza de la OTAN en Kosovo) se retiraban de la misión por decisión exclusiva del Gobierno; o de parte de él. El anuncio disgustó al secretario general de la Alianza Atlántica, Jaap de Hoop Scheffer, y a Obama, entre otros, quienes ya tenían otros planes para reducir su presencia en la zona; por ello, me increparon que no les había avisado con tiempo y que rompo un compromiso. Pero la soberanía sobre el ejército recae en el pueblo, así que entre el tío José Luis y yo lo apañamos; para qué consultar en el Congreso. Pero no veas, el mundo se ha vuelto contra mí… 

Quizá podría haberse planteado mejor, pero en política siempre nos coge el toro. Mantener soldados fuera del mapa arriesgando la vida es absurdo. En eso nadie me quita la razón. Si al menos reconociésemos oficialmente a Kosovo… Supongo que por eso preguntas por qué hemos tardado tanto en reaccionar. Verás, la determinación del repliegue no ha sido tan espontánea como parece… Nadie ha reparado en que este mismo mes han visitado La Moncloa, por separado, los presidentes serbio y ruso, aliados históricos y principales opositores a la independencia kosovar. Lo que se acordó en privado no te lo puedo contar…

Además, ya sabes que ansiamos encandilar a Barack. Las próximas oportunidades se nos presentan a primeros de abril: la reunión del G-20 en Londres y la cumbre de la OTAN en Estrarburgo. En esta última el presidente yankee pretende centrar la atención en Afganistán. Y ahí vamos a conquistarle: le ofreceremos aumentar nuestro contingente. Pero eso supone un gran coste y los recursos militares españoles son muy limitados… Así que les traemos de los Balcanes para enviarles a Afganistán y así quedamos bien con todo el mundo (OTAN y Rusia). O eso pretendíamos, porque a la vista de los resultados  vas a tener razón en que para ese viaje no necesitaba alforjas. 

Un beso. Carme

PD: Te esbozo el problema de fondo para que lo entiendas:

En Kosovo la mayoría es de origen albanés (musulmanes), y llevan en esas tierras desde antes del siglo XVI. Estos prosperaron pero tras el baile de guerras y fronteras la región quedó dominada por Serbia (separada de Albania). Durante la dictadura de Milósevic (serbio, cristiano ortodoxo y ultranacionalista) sufrieron una persecución genocida de tal modo que a principios de los 90 la OTAN intervino (la Guerra de Kosovo); venció sin problemas y desde entonces una coalición internacional administró y protegió la zona y su autonomía. Hasta que hace un año se declaró, democráticamente y con el respaldo internacional, la independencia de iure (de facto ya lo era) como única solución al conflicto.

España no reconoce a Kosovo para no otorgar esa baza a los nacionalismos periféricos internos. La ONU, de momento, no ha alcanzado un acuerdo porque Rusia se opone a la independencia Kosovar y vetaría una resolución; la cual muchos países esperan para evitar posicionarse. La UE oficialmente elude el tema pero, por separado, 22 de los 27 miembros han respaldado la separación (básicamente los que no sufren problemas independentistas).Así que de momento el asunto no va a avanzar aunque todo apunta a que en un futuro se aceptará Kosovo como país independiente puesto que Tadic, el presidente serbio, quiere entrar en la UE, pero para eso tendrá que tragar.


Lo que la crisis ha unido que no lo separe la bonanza



El egoísmo no consiste en vivir como uno cree que ha de vivir, sino en exigir a los demás que vivan como uno.

Oscar Wilde

Llevaba unos días rumoreándose por prensa y blogsfera que las dos gigantes de la comunicación móvil europea estaban negociando. Parecía imposible observando su enemistad patente. Todo empezó hace un par de semanas cuando lo anunciaron en Gran Bretaña: O2 (filial de Telefónica) y Vodafone habían alcanzado un acuerdo para compartir redes en dicho país. El martes confirmaron que la colaboración se extendía, de momento, a cuatro países más durante al menos diez años; entre ellos España. Y dejan la puerta abierta a “futuras conversaciones” para profundizar la cooperación.

Es a la maldita recesión del mercado a quien debemos agradecer el apretón de manos, que aunque aún guarda algunos puntos clave por detallarse, sin duda beneficiará a clientes y empresas. A los primeros porque dispondrán de mayor cobertura puesto que podrán valerse de la red de la compañía rival (los de Movistar de la de Vodafone y viceversa). Para las corporaciones supondrá una reducción de costes, es decir, una ventaja competitiva; ayer JPMorgan estimó que cada una se ahorrará cerca de 55 millones de euros al año. ¿Nos repercutirá como consumidores?

No es oro todo lo que reluce. Tanto Vodafone como Telefónica obtendrán mayores beneficios, pero de ahí a que bajen los precios… Hoy mismamente la UE ha presentado un informe que sitúa a España como el estado más caro en telefonía móvil y banda ancha de los veintisiete; la comisaria europea para la Sociedad de la Información, Viviane Reding, lo atribuye a la poca competencia. Y ésta, como puede adivinarse, no va favorecerse por el noviazgo entre las dos contrincantes que suman casi el 80% de la cuota de mercado (44,5% Movistar y 31,2% Vodafone). El pacto relega al resto de competidores, especialmente a Orange (la otra con red propia) y sus OMVs aliadas. De tal modo, habremos de esperar un tiempo antes de prodigar la alegría, no sea que finalmente cunda el llanto.

Cabe apuntar además que, aunque pase desapercibido, las antenas de telefonía móvil generan contaminación y radioactividad de diversos tipos y ocupan un espacio público; incluso hay bastantes sin licencia o sin la aprobación de los ciudadanos. Son necesarias, pero se demuestra absurda y perjudicial la existencia de redes duplicadas (por las distintas compañías). Lo ideal: que su propiedad y gestión fuese estatal, aunque alquilada a las operadoras para compensar los costes.

Así se satisfaría el acceso a todos los ciudadanos en casi todos los puntos (independientemente de la rentabilidad, puesto que se trata de un derecho), sortearíamos algunas complicaciones jurídicas y medioambientales, se evitarían gastos elevados de inversión, se estimularía la competencia y se prescindiría de un sinnúmero de repetidores redundantes. En definitiva, ganaríamos en eficiencia y a todos nos resultaría más barato. Si bien es cierto que es un deseo disparatado e ilusorio, puede que ya sea tarde, y además asumiríamos demasiados riesgos económicos...


Apología del odio



Reprende al insolente y te ganarás su odio; corrige al sabio y te ganarás su aprecio.

Proverbios 9:7-8

¿Qué nos pasa? ¿Somos tan miedosos que podemos acumular tal cantidad de odio? ¿Acaso nadie les explica que es un círculo vicioso? El odio se alimenta del miedo y viceversa. Matar por temor a ser matado. Esa es la consigna defensiva. Pero no es suficiente. Llega un punto en el que se rebasan los límites más racionales y surge el deseo de eliminar riesgos, que supera al de sobrevivir y, por su puesto, provoca el olvido de la supuesta meta inicial: la paz. Masoquismo piramidal en esencia.

Soldados israelíes vistiendo camisetas que incitan a la violencia más cruel. Miras de fusil atrapando a una embarazada seguido del lema “Un disparo, dos muertos”. Aforismos que reflejan el apogeo genocida que envenena a la humanidad: la única solución es aniquilar al otro. Sentencias prenatales, nacer y crecer apuntados por un fusil, condenados a asesinar. Mientras, nosotros discutiendo estulticias. Ningún político relevante en ningún país “desarrollado” incluye la posibilidad de parar la producción y el tráfico armamentísticos en sus planes electorales. El mercado de la guerra produce mucho dinero y no interesa detenerlo. Ahora que la economía flaquea hay que afianzar ingresos y, por supuesto, no existe inversión más segura que el pavor y la apología del odio.


Habeas tragere



Las defensas innecesarias se convierten en ataques injustos.

Concepción Arenal

No es culpable. Solo existen sospechas y un sastre que torea a la prensa; así que mientras no haya pruebas, jurídicamente, no es un delincuente. Pero, cuando a políticos se refiere, nadie es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Es una de las consecuencias de que todas las semanas se descubran nuevos casos de corruptela: no nos fiamos. De tal modo, a Camps, la deontología le impone presentar las famosas facturas. La opacidad política no liga con la democracia.

Que comprase o no los trajes no es grave. Suponen, en teoría, gastos de representación; aunque el coste de su “uniforme de trabajo” (800 euros) equivalga a la nómina mensual de mucha gente, resultan compras habituales. ¿Se devolverán cuando abandonan el cargo? Lo importante es el trasfondo, la posibilidad de que exista cohecho (con un tipo que está en la cárcel) y a cambio de qué, que sí sería ilegal y seguramente elevaría en mucho la cifra económica; pero no importa el precio o cómo son los trajes.

Con tanto trajín se está tapando lo peor de Camps: lleva años sin contestar preguntas de los periodistas; sus ruedas de prensa son más bien dictados. Esta falta de transparencia sí que daña al sistema porque desbarata uno de sus mecanismos fundamentales de control. Los ciudadanos deben conocer para ser libres, y para ello los políticos han de informar. Si se ignora el papel de los medios la democracia es falaz.

Nos hemos vendado los ojos con los trajes. No olvidemos la trama de espionaje, que la ha habido; lo que no se puede asegurar es quién lo ha ordenado y si se ha pagado con dinero público. En este caso el desfalco multiplicaría el supuesto gasto de Camps, además de incurrir en otros delitos. El clima de opinión es de total desconfianza e incredulidad; y los responsables políticos no lo remedian, ni tampoco los medios que únicamente levantan cortinas de humo. Así nos encontramos, hablando de ceñidores y tejidos, como si ese debate nos llevase a algún sitio…


Baltasar y le tiraron



Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.

Miguel de Cervantes

Estamos en Fallas y algunos aprovechan la festividad para hostigarnos con pirotecnia. Me refiero a la acuciante campaña victimista del Partido Popular contra Garzón (su ninot particular), quienes diariamente lanzan ‘petardos’ que retumban mucho en los medios pero que, una vez detonan, solo dejan humo y olor a pólvora quemada. Ayer tocó denunciar al magistrado ante el CGPJ y el Tribunal Supremo, ración doble de estruendo para que no nos aburramos, aunque preveamos el absurdo final.

Suscribo que Baltasar Garzón no personifica el ideal de juez. Su reconocido prestigio y su meritorio currículum como magistrado se ensombrecen por su histrionismo mediático. Es el único juez que la mayoría de los españoles conoce; en la prensa le apodan “juez estrella” y su figura (involuntariamente) se ha politizado. Se ha convertido en un personaje público con defensores y detractores, un elemento opinable, algo insólito en un juez y que de cara a la galería le desacredita. Ejemplar en cuanto a actividad judicial se refiere pero con un nombre ya demasiado manido.

Sin embargo, por muy popular que sea Garzón, no está justificado el acoso al que le están sometiendo algunos medios, que han husmeado en su vida personal para desenterrar sobresueldos por conferencias de hace dos y tres años. Es un juez, merece un poco más de respeto. Aunque no es muy ético que un tipo con su cargo pueda recibir esos cuantiosos extras, no quebranta ninguna ley; por tanto el problema no radica en él sino en la legislación que lo ampara. El resto es difamar.

Dicho lo cual, si tanto preocupa el lucro de Garzón las energías deberían enfocarse a elaborar una ley que imponga un máximo para los ingresos extraoficiales de los altos funcionarios. Todos lo aplaudiríamos. Claro que acabaría con el chollo de muchos diputados, secretarios, etc. Ahí se esclarece cuál es el interés real que persiguen los ataques al magistrado: escandalizar para obtener rédito electoral sin arreglar nada. Pero es innecesario, el estancamiento del Gobierno le brinda a la oposición la mejor oportunidad para aparecer con propuestas y reproches serios y ganar así votos, con razones y argumentos, no con polémicas y teatrillos. De seguro se les recompensaría.

Yo por lo menos, mientras las explosiones partidistas continúen enmudeciendo la política, a taparme los oídos y a mirar para otro lado, que ya nos arrepentiremos de esta cremá.


La policía no es tonta



La indiferencia es a la prepotencia como el niño al payaso. El niño se ríe del payaso, porque este lo hace reír.

Pablosky

Las fuerzas de seguridad representan al Estado y se encargan, junto con las fuerzas armadas, de desempeñar una de sus labores esenciales (como dijo Max Weber): ejercer el monopolio de la violencia legítima. Por tanto, dado su importancia es comprensible que el salario que reciben retribuya sus funciones y que incentive a los mejores para acceder al puesto. Actualmente un Policía Nacional recién jurado cobra, como mínimo, unos 1.500 euros brutos al mes; con catorce pagas amén de pluses. Es decir, que el novato que menos gana casi alcanza el salario medio en España, incluidos en la estadística Amancio Ortega y otros ricachones.

Con estos antecedentes voy a explicar por qué la manifestación de policías nacionales y guardia civiles que ayer aconteció en Madrid  carece de fundamento y sensibilidad social.

  1. No podemos olvidar el contexto en que se produce. Hay un millón de hogares en nuestro país sin ningún sueldo, por tanto, no creo que sea el momento de quejarse. Primero porque como funcionarios disfrutan del empleo más estable. Segundo porque sus retribuciones han aumentado este año un 3% (un punto más que al resto de funcionarios), un 2,3% más que el IPC: es decir, su poder adquisitivo ha crecido considerablemente. Y tercero porque no cobran poco y reivindicar “justicia salarial” desde su posición es una falta de respeto.
  2. Se quejan de cumplir 40 horas semanales de trabajo. No necesito siquiera apelar a las cifras del paro para rebatir esta procacidad. Simplemente insto a los manifestantes que pregunten a sus amigos, al panadero o a sus conserjes cuántas horas trabajan (y cuánto cobran por cada una).
  3. Argumentan que los policías locales y autonómicos ganan más y se lo reprochan al Gobierno. Pero ocultan que eso no es competencia de la Administración central sino de Ayuntamientos y Autonomías. Comprendo su envidia pero, que me perdonen, resulta frívola.
  4. Reclaman más dinero pero no les preocupa de dónde sacarlo: los recursos son limitados y dar a unos implica quitar a otros. Por tanto, aunque suene duro, ¿qué ganamos los ciudadanos? ¿Nos van a proteger mejor por recibir más? Supuestamente están al servicio del Estado… pero no comprenden los conceptos “crisis” y “austeridad presupuestaria”. Si tan mal están por qué tanta gente oposita.
  5. El manifiesto ha sido desacertado. Alardean de que “cumplen” pese a sus malas condiciones laborales; parece que cumplir con sus obligaciones fuese algo meritorio. Protestan porque Rubalcaba se apropia de sus logros: el Ministerio de Interior es su “empresa” y por tanto éxitos y fracasos son compartidos (también es responsable cuando fallan); y además, nunca he oído negar la autoría a la policía. Por último, la saturación de sensacionalismo: basta ya de encopetarse con que se juegan la vida a diario, ¿acaso no se la juega el obrero que sube a un andamio de sesenta metros?
  6. Encarnan el poder ejecutivo, la fuerza del Estado y su teórica neutralidad política. Entonces ¿por qué ha leído el manifiesto Rosa Díez? En este caso tan excepcional los políticos pueden apoyar o incluso acudir a la movilización, pero no adquirir protagonismo. Hasta han vitoreado “¡Rosa presidenta!” ¿Significa que simpatizan con UPyD? Porque como ciudadanos particulares opinarán lo que consideren, pero en ese momento representan dos instituciones públicas, teóricamente ajenas a la política. Pequeño detalle este desteñido partidista que por sí solo deslegitima la algarada.

Conste que admiro y agradezco la labor tan importante de la policía (aunque mis experiencias no hayan sido justas ni agradables). Pero deberían mirarse al espejo, porque problemas sobran y nada les perjudica más. En demasiadas ocasiones se añora una actitud proactiva y un trato correcto para con los ciudadanos: una conducta más ejemplar en compensación a sus privilegios. Mientras tanto, sus réplicas distan mucho de calar entre la gente de a pie.


'Posteando' leyes



Si con refranes, y no con leyes, se gobernara, el mundo andaría mejor que anda.

Proverbio estadounidense

Hasta hace poco la RAE definía democracia como “doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno” o como “predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado”. Pero el artículo ha sido enmendado en la vigésima tercera edición del diccionario (la que actualmente se está elaborando) de tal manera que ahora la acepción principal es la siguiente: “Doctrina política según la cual la soberanía reside en el pueblo, que ejerce el poder por medio de representantes elegidos por sufragio universal”. Una variación que, pese a tratarse de una de las palabras que más oímos a diario, ha pasado desapercibida.

El significado del término sigue siendo el mismo pero dicha corrección refleja el cambio que el concepto de “Democracia” ha sufrido, al menos, en nuestra sociedad. Ya se reconoce oficialmente la resignación ante nuestro sistema político, que consiste únicamente en designar aforados. Ni más, ni menos. Todos nuestros derechos y libertades se reducen a introducir periódicamente una papeleta en una urna. Qué sociedad tan madura y desarrollada.

Ya, ya sé lo que estás pensando, que soy un agorero. Y es cierto, no necesitamos este tremendismo. No todo está perdido. De hecho anteayer el Partido Popular presentó una proposición no de ley que reclama la participación ciudadana. Lo que se plantea al Gobierno es que habilite un mecanismo para que podamos opinar y debatir online sobre las iniciativas legislativas antes de que sean aprobadas por los ministros y remitidas a las Cortes para su tramitación. Otro apoyo del PP al lobby internauta para frenar los atropellos que pretende el ministro Molina contra los principios básicos de la Red.

El texto, redactado por Rafael Merino (ex alcalde de Córdoba), uno de los pocos diputados que funcionan, entraña uno de los escasos estímulos para mejorar la calidad democrática que se impulsan desde arriba. Si bien no podemos olvidar la brecha digital de nuestro país (el 40% de los españoles no usa Internet) y, lo que es más importante, la desgana colectiva ante estos asuntos. Pero aunque no sea la panacea debemos aplaudir medidas de este tipo que ambicionan implicar a la ciudadanía en la construcción de sus propias leyes; tarea esta que, como han apuntado Saenz de Santamaría y Pajín esta mañana, resulta “complicadísima” para los políticos.


Vuelva usted pasado mañana



Cuando el león envejece hasta las moscas le atacan.

Proverbio Chagga

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha remitido al Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, un informe en el que se analizan los retrasos en las ayudas que concede la Ley de la Dependencia para que investigue si se están produciendo deficiencias (veremos qué sucede). La conclusión del estudio ha sido que el 50% de los afectados están descontentos porque el proceso es excesivamente lento. Lo más triste es que la cifra no me causa alarma, incluso me parece satisfactoria: por lo menos la mitad están contentos, al fin y al cabo será un cinco raspado pero es aprobado, y ya sabemos lo que le gusta quejarse a la gente… 

Pero el porcentaje sí es preocupante, no cuantitativamente pero sí por el carácter cualitativo: ¡están tardando entre ocho y quince meses en resolver las solicitudes! Tremendo si se piensa que en la mayoría de los casos se trata de ancianos que si pudiesen erguirse otearían los remos de Caronte acercándoseles. De hecho, miles de ellos mueren en la espera. Y hasta ese momento los familiares, de los que dependen, se ven obligados a hacer malabares con el reloj y el calendario para no abandonarlos mientras se dirigen periódicamente a “las otras ventanillas” a cumplimentar “los formularios que faltan”.

Y mejor no entrar en política y hurgar en las trabas que ponen algunas Administraciones autonómicas, como la de Madrid y la de Valencia. Prueba de ello es que las calificaciones están muy descompensadas entre comunidades autónomas: País Vasco, por ejemplo, obtiene un notable mientras que Madrid un suspenso calamitoso. Una verdadera pena que por rencillas políticas haya personas privadas de un derecho inherente al estado social de bienestar. 

Incomprensible. Parece que se pretende tornar a todos dependientes, a unos de sus familiares y a otros de la burocracia; por falta de seriedad en el trabajo, que el procedimiento puede ser complejo pero urgente y ya sabemos cómo funcionan estas cosas: la demora se produce en gran parte por la desidia de los encargados. Curioso que esta información se publique el mismo mes que se celebra el bicentenario del nacimiento de Larra, aquel que caricaturizó la pereza de los españoles y sus instituciones, porque resulta que dos siglos después seguimos siendo capaces de no comer por no llevarnos la comida a la boca.


¡Mira, un burro volando!



El gobierno despótico es un orden de cosas donde el superior es vil y el inferior está envilecido

Nicolas de Chamfort

Recuerdo el día que mi madre me castigó sin salir hasta que guardase la ropa en el armario. Objeté con una rabieta pero donde hay patrón… Así que henchido de inquina me vengué obedeciendo sus órdenes literalmente: embutí el fardo en el armario tan precariamente que tuve que contener la puerta con una silla. Y así, con la ropa metida en el armario me apresuré a la puerta confiando que nunca me descubrirían. Bien, pues esto es aproximadamente lo que ha sucedido con Aguirre, la investigación del espionaje y Rajoy. Ella no quería formar la comisión pero, aunque con berrinche, obedeció y ha plasmado su desquite con una chapuza propia de un sátrapa.

Honestamente, no esperaba que la Comisión de Investigación aclarase mucho ni que descubriese a algún responsable. Auguraba que resultaría una mojiganga tras la cual los ciudadanos seguiríamos con la duda. Otra tribuna más para el partidismo. Pero ni sospechaba que concluiría tan desvergonzadamente. Se ha cerrado con cuatro sesiones tan cortas como improductivas, dirigidas por los supuestos culpables (un oprobio a la ética) y en las que no se ha permitido que compareciesen muchos de los implicados. Acusados acusando a acusadores ha sido lo único que han ofrecido los tres partidos.

Solo se ha visto una gavilla de zafios burlándose de la democracia. No ha convencido ni a quienes se mostraban predispuestos a ello. Se ha demostrado que la mayoría absoluta otorga legalmente el control imperioso del sistema, pero no la posesión de la verdad. Me siento subestimado con una mentira infantil. Ha sido una lección magistral de despotismo la del Partido Popular en la Asamblea de Madrid de la que yo, como buen alumno, he tomado apuntes detalladamente porque estos temas es mejor recordarlos cuando llegue la hora del examen.


Y con el mazo dando



"El buen ciudadano debe seguir aún las leyes malas, para no estimular al mal ciudadano a violar las buenas"
Sócrates

"Pues a ver, ahí lo tiene, ya no se sale agua. En total con la visita y todo son 115€. Si quiere usted factura le sale más caro, pero a mí me da lo mismo, total ese dinero no es para mí, así que lo dejamos así y se ahorra unos duros". Esto lo decía el mismo fontanero que un rato antes despotricaba de los políticos, "unos corruptos que no hacen nada por nosotros", a colación del más que posible despido de su hijo, que trabaja en la fábrica de Opel, porque el Estado no les da ayudas.

¿A que resulta familiar? Además, tal y como está el panorama político con Gürtel & Co, Elche, Alcaucín, y otros tantos que resuenan menos, hay que reconocer que al menos parte de razón tiene... Pero la reflexión, como diría mi abuela, es bien sencilla: A Dios rogando y con el mazo dando. Nunca mejor dicho, porque parece que con esto de la crisis los gobiernos se han convertido en una especie de ídolos a quienes trabajadores, bancos, constructoras y grandes empresas deprecan -suplican- sin cesar. Precisamente ahora, cuando menos tenemos, tanto Administración como ciudadanos y empresas, es cuando más nos acordamos de papi Estado, mientras que tenemos los bolsillos llenos nos mofamos de eso que llaman redistribución de la riqueza.

Acostumbramos a pedir socorros al Estado obviando el origen de sus recursos. Ejercemos nuestro derecho al reclamar ayudas para comprar una vivienda, estudiar, obtener medicamentos, ingresar a los ancianos en residencias, etc. Y solemos compararnos con Suecia o con otros países del Norte y resolvemos que preferiríamos su bienestar social, "estas cosas por allí no pasan". Pero soslayamos que en Suecia, por ejemplo, el trabajador medio recibe sólo el 40% de su salario tras descontarle los aportes a la seguridad social y los impuestos (que suponen más del 50% del PIB). Todos admiramos y anhelamos las prestaciones de los países nórdicos, pero muy pocos estaríamos dispuestos a pagarlas.

No obstante, aunque indudablemente mejorables, en España las ayudas públicas poco a poco van cubriendo las necesidades básicas y satisfaciendo los derechos fundamentales de los ciudadanos, de manera que los desfavorecidos disponen cada vez de más oportunidades. Por ello, un caso como la estafa a la Seguridad Social de Almanjáyar, en Granada, resulta aún más contradictorio; allí los tramposos han sido los más pobres, 1.700 parados sin propiedades que se calientan en una lumbre de basura. Esta gente ha despojado a los que viven en la miseria como ellos (y a sí mismos) de más de cuatro millones de euros en servicios sociales.

Conclusión: convivimos con una absoluta falta de solidaridad y de conciencia ciudadana. O como diría mi abuela, a Dios rogando...


Política de audiencias, demagogia perpetua



"La demagogia es la capacidad de vestir las ideas menores con las palabras mayores". Abraham Lincoln

Tristeza, preocupación, empatía con la familia, impotencia e incomprensión. Son las reacciones que provocan en la gente las noticias de asesinatos. Hay decenas de asesinatos de los que nadie, salvo los allegados, se entera. Aparecen en las páginas de sucesos otras tantas informaciones sobre homicidios, aunque tratados muy sucintamente, sin apenas llamar la atención. Y solo unas pocas alcanzan un seguimiento mediático considerable.

En todo caso son noticias trágicas que nos conmocionan a todos. Pero no podemos vivir siempre rodeados de crímenes y por ello, en cierto modo, debemos agradecer a los medios que solo concedan prominencia a algunos casos. Cuando esto sucede el asesinato copa la primera plana informativa y víctimas y asesinos se transforman en símbolos. Como ha sucedido con Marta (nos resulta tan familiar que ya no es necesario ni el apellido). Pero no hay que confundir relevancia informativa con importancia real ni, mucho menos, con poder.

Antonio del Castillo (el padre) se ha convertido de la noche a la mañana en un líder de masas. Incluso se atreve a hablar en nombre del pueblo. Primero fue con Zapatero en Moncloa, un lugar en donde solo algunos líderes privilegiados tienen oportunidad de personarse. Ayer se reunió con Rajoy en su propia casa. ¿Para qué? ¿Realmente hay algún interés más allá del político-mediático en esas reuniones? ¿Por qué tanto interés en escuchar a un ciudadano que reclama algo inconstitucional?

Zapatero y Rajoy, pese lo que pese, son nuestros representantes, pero Antonio del Castillo no. Nadie le ha votado ni, que yo sepa, ha hecho algo meritorio. Y nadie, salvo él mismo quizás y un puñado de exaltados oportunistas, se toma en serio una reivindicación tan desorbitada como la de la cadena perpetua. Nadie ganaría nada con tal medida y las cárceles perderían su función reeducadora.

Claro, que incluso hasta cierto punto su comportamiento es comprensible, y quién ante su dolor es capaz de negarle el apoyo: políticamente no sería correcto pararle los pies. Pero menos correctos son nuestros políticos, nuestras voces legislativas, que con su oportunismo se están aprovechando del sufrimiento de una familia para hacer demagogia. No deberían haber aceptado esas reuniones. Que el pueblo sea populista se entiende, quién si no, pero los políticos deberían dar ejemplo.

Lo peor de todo vendrá cuando Antonio del Castillo se caiga de la nube de flashes, focos y micrófonos en la que está inmerso. En un par de meses descubrirá que ha dejado de interesar a los medios, que la masa casi ha olvidado a su hija y que de sus reuniones con los dos principales políticos del país no quedan más que dos fotos bonitas que comparten estantería con la de Marta.