El limpiabotas y su propina
A veces sucede así en la vida: cuando son los caballos los que han trabajado, es el cochero el que recibe la propina.Dame Daphne du Maurier
El avión aterrizó entre una recepción encomiable, de esas con orquesta y presidente y todo, y de él descendieron dos centenares de mujeres duchas en artes marciales y en el manejo de las armas, féminas letales entrenadas para proteger a su jefe. En medio del harén de amazonas acapara las miradas un hiperbólico coronel de aspecto ochentero que adorna su recargado atuendo con una fotografía asida con un imperdible. Aunque lo parezca, la peculiar escena no procede de una película de Mel Brooks si no de la reaparición de Gaddafi, ahora de visita por Italia para cerrar algunos acuerdos con su amigo Berlusconi.
El “Hermano Líder”, ese controvertido revolucionario libio que se pretende referencia espiritual e ideológica, una de esas personas que un día es víctima y otro victimario; el típico personaje de culebrón al que los guionistas presentan como bonachón, luego le tornan malvado, vuelve a ser cándido, y así sucesivamente. Un sátrapa que redimió a un país del imperialismo, que luego se dedicó a financiar terroristas; un adalid de la liberación femenina en el mundo islámico pero que maneja a su conveniencia los recursos naturales de su país; un abanderado del desagravio de las colonias africanas que ha instaurado motu proprio una monarquía totalitaria; etc. Yin y Yang ultrapolarizado.
Este caracol beduino (siempre con la jaima a cuestas) continúa sin adherirse a
"Cuando un dedo apunta a la Luna, el tonto se queda mirando el dedo"
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