Campaña sobre campaña



El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe

Diógenes el Cínico

¡Qué míticos los cuadros aquellos en los que unos perros juegan al póker! Desde que en 1903 los pintó C. M. Coolidge para una campaña publicitaria de una tabaquera estadounidense han aparecido en innumerables series y películas, todo un icono de la sociedad de masas que ha popularizado enormemente a naipes y perros. Lo que no esperaba su autor es que más de cien años después su obra simbolizaría incluso una campaña electoral en España. Pero cosas de la vida, los españoles estamos presenciando una guerra política para las europeas protagonizada por canes. Lo importante no es proponer ni convencer, sino descalificar al oponente esgrimiendo tópicos e insultos, discutir e insultar en lugar debatir; puro cinismo.

Quizás porque en materia comunitaria PP y PSOE mantienen posturas muy similares, o tal vez porque resulta más sencillo incitar la polémica que explicar la entelequia esa de Europa más allá del euro y las subvenciones. Sabemos que Bruselas delibera y manda, pero solo desciframos que se encuentra en Bélgica. Total, que otro año más, seguimos sin comprender el funcionamiento de la Unión Europea, ni cómo ni quién decide, ni qué hacen exactamente nuestros eurodiputados, ni qué opinan nuestros políticos. Nada. Al final, como ocurrió con la prosopopeya de Coolidge, que nadie se fijó en los cigarros, está sucediendo con la campaña europea, que nadie conoce qué plantea o qué promete cada cual. Eso sí, nos están enseñando a ladrar magistralmente.


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