Seísmos en Moncloa
Los ríos profundos corren en silencio, sólo los arroyos fluyen con rumor.
Proverbio Hindú
¿Quién ha sido? ¿Se trata de un globo sonda? ¿Quién lo ha soplado? Nos quedaremos con la duda pero se trata de alguien que necesariamente cumple dos condiciones: interés personal en que se publicase la información y no le importaba en absoluto (o le convenía) ensombrecer la fotografía de Zapatero con Obama, el momento de gloria de nuestro presidente en los últimos meses. Algunos socarrones acusan a José Blanco o Elena Salgado, que cumplen los requisitos a la perfección puesto que así obstaculizan el posible arrepentimiento de Zapatero y, curiosamente, junto a Chaves, son los únicos nombres filtrados…
Constituye una evidencia que Blanco codicia un ministerio. Asimismo, su voz retumba en Ferraz y necesitan acallar las crecientes críticas internas por la impotencia del Gobierno y el grupo en el Congreso, donde, para no perder una votación, apoyan propuestas de la oposición (incluso han aprobado una que reprende las acciones del Ejecutivo ante la crisis). Por este mismo motivo también se justifica el nombramiento de Chaves que, al menos durante un tiempo, revestiría de sosiego la trastienda socialista. Además, en ambos casos, se trata de políticos mediáticos y temidos en los despachos: se ganaría en notoriedad, que últimamente escasea en Moncloa.
La misión de Blanco, sustituyendo a Magdalena Álvarez (hasta ahora considerada por Zapatero como unas de las mejores), consistiría en publicitar el PlanE. Chaves coordinaría, desde la vicepresidencia, a las autonomías, que disimulan bien su responsabilidad ante la situación financiera pero acopian tanta capacidad de acción como
Y, por último, el rumor que más debate ha suscitado: Salgado asaltaría el Ministerio de Economía, cargo que durante esta legislatura no ha cesado de reivindicar; aunque no tanto como Solbes su jubilación. El perfil de Salgado, más ingeniera que economista, no encaja demasiado y por ello su nombre ha sorprendido. Pero es discreta y con capacidad de gestión, precisamente lo que se busca desde presidencia: se quiere a alguien que no se preocupe tanto por las medidas macroeconómicas (gasto público) como por el mantenimiento rutinario del ministerio, alguien que acate órdenes con eficiencia. Y, conociendo el percal, no se barajan muchos voluntarios.
España parece una feria de quiromancia y rumorología: todos exhalamos cábalas en la oscuridad aun sabiendo que, tratándose de política, rara vez se atina. Riéndose debe estar Enrique Serrano, jefe del gabinete de presidencia (su nombre también zumba en las apuestas), el demiurgo del nuevo gobierno y, a todas luces, escultor de la política económica que viene. Con esta remodelación gasta su último comodín para paliar la derrota en las europeas. Mañana martes terminarán las especulaciones: Zapatero planeaba irse el miércoles a Doñana de vacaciones, así que o las aplaza o confirma la decisión recién aterrizado; no es probable que permita los chismes por más tiempo. Aunque quién se atreve a asegurar nada con tanto tambaleo…
"Cuando un dedo apunta a la Luna, el tonto se queda mirando el dedo"
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