De piratas y tratantes



Cuando bebas agua, recuerda la fuente

Proverbio chino

Internet, una intangible maraña de impulsos eléctricos intermitentes con sentido matemático que recorren el planeta y que percibimos como un muestrario de pornografía, aderezada con otras informaciones y actividades, que se embozan tras Google. Constituye un mundo virtual, sin barreras físicas de ningún tipo, en el que podemos refugiarnos de la realidad o acercarnos más a ella; se trata, probablemente, de la única dimensión de nuestro entorno en la que somos verdaderos protagonistas y en donde, con independencia de nuestro nombre, se nos permite casi todo. Desde su aparición se presentó como la redención del saber y la cultura. Pero, en definitiva, todo esto supone una entelequia…

La Red se ha convertido en una novela de tratantes y bucaneros, de batallas en altamar entre imperios coloniales y galeones corsarios. Todo ficción. Las sociedades de autores, de un lado, trafican arbitrariamente con la cultura, tasándola y repartiendo sus beneficios a su antojo; pretenden atesorarla con el único fin de rentabilizarla al máximo, aunque sea a costa de privar a la sociedad del acceso a ella. Ejercen además como narradores jueces. Del otro lado, los piratas, que se apropian en muchos casos sin permiso (que no ilegalmente, al menos de momento) de la obra intelectual de otros.

Tan mal no está la cultura audiovisual como la pintan. Lo cierto es que ahora el arte en nuestro país resulta más accesible y recibe más ayudas que nunca. Tanto que el cine español ingresa más dinero por subvenciones, que salen del bolsillo de todos, espectadores o no, que por recaudación en taquilla… El caso es que se escucha más música y acude más gente a los conciertos que nunca. Y, ¿quién paga todo eso? Pues, evidentemente, los piratas en buena parte. Incluso se ha demostrado que son los más proclives a comprar música original. Y, que se sepa, nadie se ha quedado de momento en el paro por culpa de la piratería. Total, que deberíamos alegrarnos de las posibilidades que brinda Internet porque, eso sí, al menos estaremos de acuerdo en que el enriquecimiento cultural de una sociedad resulta beneficioso.


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